LA BENDICIÓN DE NUESTRO PADRE PARA EL NUEVO AÑO

El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.

lunes, 8 de diciembre de 2014

ENDERECEMOS NUESTROS CAMINOS

ENDERECEMOS NUESTROS CAMINOS

El Evangelio nos presenta a San Juan Bautista, uno de los principales personajes bíblicos de este Tiempo de Adviento. Este personaje ya había sido anunciado en el Antiguo Testamento como "una voz que clama en el desierto" y que diría: "Preparen el camino del Señor ... Rellénense todas las quebradas y barrancos, aplánense todos los cerros y colinas; los caminos torcidos con curvas serán enderezados y los ásperos serán suavizados" (Is. 40, 1-5).

 Aplanar cerros y colinas" significa rebajar las alturas de nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestra altivez, nuestro engreimiento, etc. "Rellenar quebradas y barrancos" significa rellenar las bajezas de nuestro egoísmo, de nuestra envidia, nuestras rivalidades, odios, venganzas, rencillas ... pecados todos que dificultan el poder vivir en armonía unos con otros, pecados que impiden la realización de ese Reino de Paz y Justicia que Cristo viene a traernos. "Enderezar los caminos torcidos y con curvas" significa rectificar el camino, cambiar de rumbo si vamos por caminos torcidos y equivocados, que no nos llevan a Dios. ¿A dónde queremos ir?¿Estamos preparándonos para que el Señor nos encuentre, como nos dice San Pedro en la Segunda Lectura, "en paz con El, sin mancha, ni reproche"?

 El Adviento nos prepara para todo esto, y nos prepara también para la celebración de la Navidad, en que recordamos la venida histórica de Cristo. Pero la Carta de San Pedro que nos trae la Segunda Lectura nos recuerda el segundo significado del Adviento: nos recuerda que también nos preparamos para la segunda venida de Cristo, es decir, para el establecimiento de ese Reino que Cristo vendrá a establecer. San Pedro nos describe, sin ahorrar detalles, cómo será ese día.

 El Adviento es tiempo propicio para responder a la llamada de San Juan Bautista. Es la misma llamada que nos hace el Mesías que viene y que nos hace la Iglesia siempre, pero muy especialmente en Adviento: conversión, cambio de vida, enderezar el camino, rebajar las montañas y rellenar las bajezas de nuestros pecados, defectos, vicios, malas costumbres, faltas de virtud; nacer de arriba, nacer del Espíritu Santo, etc. ¿Estamos preparados, o al menos preparándonos?



stagduran
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Sal maldito vete con todas tus mentiras porque Dios ha querido que yo sea su Templo