LA BENDICIÓN DE NUESTRO PADRE PARA EL NUEVO AÑO

El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.

martes, 3 de diciembre de 2013

Lecturas del 4-12-13 (Miércoles de Primera Semana de Adviento)

Lecturas del 4-12-13 (Miércoles de Primera Semana de Adviento)

SANTORAL: 
San Juan Damasceno
 
Lectura del libro del profeta Isaías 25, 6-10a

 En aquel día:
 El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña
un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de
manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
 El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el
paño tendido sobre todas las naciones.
 Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos
los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque
lo ha dicho él, el Señor.
 Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la
salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; íalegrémonos y
regocijémonos de su salvación!» Porque la mano del Señor se posará sobre
esta montaña.
Palabra de Dios.


SALMO Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 6cd)

R.
 
Habitaré en la Casa del Señor,
 
por muy largo tiempo.
 El Señor es mi pastor,
 nada me puede faltar.
 El me hace descansar en verdes praderas,
 me conduce a las aguas tranquilas
 y repara mis fuerzas.  R.
 
Me guía por el recto sendero,
 por amor de su Nombre.
 Aunque cruce por oscuras quebradas,
 no temeré ningún mal,
 porque tú estás conmigo:
 tu vara y tu bastón me infunden confianza.  R.
 
 Tú preparas ante mí una mesa,
 frente a mis enemigos;
 unges con óleo mi cabeza
 y mi copa rebosa.  R.
 
 Tu bondad y tu gracia me acompañan
 a lo largo de mi vida;
 y habitaré en la Casa del Señor,
 por muy largo tiempo.  R.

 

X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37

 Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se
sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados,
ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los
curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos
quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la
vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
 Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da pena esta
multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No
quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino.»
 Los discípulos le dijeron: «¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar
despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?»
 Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tienen?»
 Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados.»
 El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes
y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos.
 Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse,
y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Palabra del Señor.

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Sal maldito vete con todas tus mentiras porque Dios ha querido que yo sea su Templo